Ocurre a menudo que personas bautizadas se alejen de la Iglesia y del viejo catequismo. Entre ellas, cada vez más numerosas son aquellas que se vuelven hacia enseñanzas hindúes, budistas o hasta sufíes y hacia maestros orientales.
¿Cuáles son las aportaciones inestimables de estas tradiciones?, ¿no será una lástima olvidar que Jesús de Nazaret ha sido él mismo un maestro rodeado de discípulos mientras que, Hombre entre los hombres, caminaba por los caminos de Galilea, Judea y Samaría?
Esta obra no es un tratado. Compuesta de conversaciones informales dadas por Arnaud Desjardins a un auditorio restringido, ha mantenido un estilo coloquial. Fruto de más de cuarenta años de encuentros con religiosos non cristianos, nos muestra que releyendo los Evangelios, dando una vuelta por Asia, se pueden descubrir riquezas asombrosas. Se encontrará en este libro el mensaje de los contemplativos y de los místicos vuelto accesible al hombre comprometido en la vida mundana, así como algunas miradas originales sobre los Evangelios considerados como unos manuales de vida interior que proponen una vía de transformación personal.
El cristianismo que presenta este libro no es un dogma ni una moral si no que un método –podríamos decir un yoga– para acceder a la vida intensa, “superabundante”, prometida a todos aquellos que descubren en sí mismos el Reino de los Cielos así que su propia realidad esencial.
“Lo importante para mí, personalmente, no es que me califiquen de esto o de lo otro, sino que es poder contribuir a ayudar a unos seres que sufren a que sufran menos, a unos seres que perdieron toda esperanza de volver a encontrar la esperanza y en un mundo ahogado por el materialismo, lo que me resulta importante es declarar a favor de los valores espirituales universales. Porque existen valores espirituales esenciales y yo los volví a descubrir en la antigua tradición cristiana pero también en el sufismo, el budismo tibetano o zen y en el hinduismo; se hallan probablemente en otras tradiciones que no he ahondado, como, por ejemplo, en el judaísmo. Pero sé que mis libros los leen lectores que tienen posiciones y convicciones completamente diferentes y hasta opuestas, desde el rechazo categórico del cristianismo hasta el malestar ante todo lo que no es oficialmente cristiano y concretamente de obediencia católica. Lo que digo sencillamente es que es una lástima que ciertos occidentales se extasíen ante las riquezas de Oriente e ignoren completamente las del cristianismo.” Extracto del libro a página 15.
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